Un aniversario personal y la concepción de la arqueología
Se cumplen 40 años de mi llegada y radicación en la provincia de San Juan para trabajar junto al Prof. Mariano Gambier en el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo que ahora lleva su nombre y que está bajo mi responsabilidad desde 2002.
En esas cuatro décadas, acompañando a Gambier en sus trabajos arqueológicos o realizando los propios, fui conformando una idea de la arqueología que pude sintéticamente expresar en una conferencia pronunciada hace doce años y que he ratificado hasta ahora. Las ideas esenciales son las expresadas a continuación:
«Quiero que partamos del hecho de que la arqueología no es un sacerdocio. La arqueología es un trabajo para el cual los arqueólogos nos hemos formado y que sabemos realizar. A los efectos de su continuo control nos sometemos a evaluación permanente con nuestros pares a través de publicaciones científicas y presentaciones en congresos.
«Con algunas sutiles, y otras no tan sutiles, diferencias según la línea teórico-metodológica en la que nos encuadramos los arqueólogos, la arqueología es un trabajo de investigación y persigue el conocimiento y reconstrucción de una parte del pasado que puede denominarse arqueológico, indígena, prehistórico o prehispánico casi indistintamente.
«Como toda tarea de investigación, la arqueología trabaja sobre la base de un profundo compromiso ético por la seriedad de sus procedimientos y conclusiones y destina el tiempo que sea necesario para obtener los datos y comprobar los mismos a fin de emitir juicios con suficiente veracidad. A veces este tiempo se alarga porque no siempre la comprobación de los datos está al alcance de la mano y, salvo algunos pocos requeridos por la impaciencia y la inexperiencia propia de la juventud que tienen apetencias de rápida fama y dinero, los arqueólogos somos conscientes de esa necesaria lentitud.
«Pero las largas horas rutinarias bajo el sol implacable o frente al viento frío cuando se realiza el trabajo de campo, o de encierro en laboratorios y oficinas cuando se acondicionan, clasifican y analizan las evidencias obtenidas, suelen ser compensadas por la alegría del hallazgo, no tanto de una pieza musegráfica, sino de algún dato faltante que se estaba buscando y que confirma algunas presunciones u organiza todo un contexto.
«No es arqueólogo quien hace una excursión campestre en busca de algún petroglifo para adornar su jardín, o desentierra, más o menos cuidadosamente, algunos huesos que sobresalen de una barranca, y mucho menos lo es quien se apropia de alguna vasija para conservarla en una estantería junto a la chimenea. Tampoco lo es quien desde un escritorio reúne acríticamente datos publicados en trabajos o informes arqueológicos aislados para hacer resúmenes o reinterpretaciones carentes de fundamentación y prueba, que por lo general, y lamentablemente, son utilizadas en notas periodísticas o en escuetas referencias de manuales escolares que desinforman y crean falsos conceptos en la comunidad.
«Los arqueólogos no somos románticos personajes de novela ni atléticos aventureros de película, y, sobre todo, tampoco somos coleccionistas. Los arqueólogos tenemos intereses; pero éstos no son “ocultos e inconfesables” como se ha escrito en algún lugar, sino que se condicen con la justa pretensión de seriedad científica y de conservación del objeto de estudio que justifica nuestras observaciones, documenta nuestros juicios y testimonia a la comunidad los modos de vida de los hombres y mujeres que nos precedieron en este territorio; es decir, lo que llamamos “patrimonio arqueológico”.
«Los arqueólogos sí somos: incrédulos, desconfiados, taxativos e intransigentes.
«Pero esas características son las mismas que posee cualquier investigador científico. Sin incredulidad no puede iniciarse la indagación de un problema; sin desconfianza no se buscan las comprobaciones que, repetidas y combinadas, permitirán emitir algunas conclusiones taxativas; sin intransigencia se perderían irremediablemente los testimonios y evidencias que sostienen y justifican nuestro trabajo»
- A la Fortuna
- A los Morrillos
- Angualasto 1998
- Angualasto 1999
- Cerro Calvario 1986-92
- Cerro Calvario 1986-92
- El Chacaycito 1975
- El Leoncito 1994
- Punta del Barro 1982
- Quebrada de Ureta
- San Guillermo 1984
- Valle del Cura 2015
marzo 22nd, 2015 at 3:08 pm
Felicitaciones por tantos años de trabajo. Sos un modelo a seguir para muchos jóvenes por tu dedicación, constancia y responsabilidad.
marzo 22nd, 2015 at 4:16 pm
Felicitaciones por el compromiso y la pasión puestos en tantos años de desempeño!
mayo 3rd, 2015 at 2:43 pm
Complimenti per i tuoi 40 anni di intensa attività archeologica, lad-
dove ti sei fatta interprete e promotrice con fondamentale importante supporto di competenza tecnico-scientifico avviluppato da una forte tenacia. Complimenti ancora. Milo.
mayo 12th, 2015 at 10:24 am
Gracias por mantener el fuego sagrado de la pasión por esta profesión y transmitirla a nosotros.
junio 18th, 2015 at 2:40 pm
Querida Teresa: que emoción leer algo de tu vasta trayectoria profesional. Felicitaciones.
marzo 20th, 2017 at 6:39 pm
Agradezco a la Dra. Catalina Teresa Michieli por haber aceptado la convocatoria que hizo la Municipalidad de la Ciudad de San Juan para integrar una histórica e impecable Comisión de historiadores para la determinación del Area Fundacionald e la Ciudad de San Juan. Prestigió el selecto grupo y aportó experiencia, información y documentación necesarias para cumplir con los objetivos previstos, dejando abierta la posibilidad, no obstante, para nuevas investigaciones de futuros especialistas.
marzo 20th, 2017 at 6:40 pm
Feliz aniverario número 40!